Un artículo de Charo Gutiérrez-Peña

Ganadería Extensiva y Cambio Climático

Aunque no existe una definición oficial, la ganadería extensiva puede definirse como “el conjunto de sistemas de producción ganadera que aprovechan eficientemente los recursos del territorio con las especies y razas adecuadas, compatibilizando la producción con la sostenibilidad y generando servicios ambientales y sociales” (Fundación Entretantos, 2013). Los sistemas ganaderos tradicionales, basados en el uso de los recursos naturales (pastos), poseen una sostenibilidad intrínseca a su definición, dado que, aunque con no tan elevadas producciones (pero de gran calidad) y poco consumo de energía fósil, pueden mantenerse con eficacia de forma duradera.

Para ello, se apoyan en la utilización de razas autóctonas capaces de aprovechar eficazmente los recursos naturales mediante el pastoreo, permitiendo una explotación racional moderada que permite la regeneración del medio, sin llegar a su agotamiento (Rodríguez-Estévez & Mata Moreno, 2002). Además, los modelos pastorales ligados a razas autóctonas disminuyen la dependencia de insumos externos para la alimentación de los animales, lo que supone una enorme ventaja para el productor, que reduce su dependencia de los mercados mundiales de cereales y de energías no renovables, y para la sociedad en general, pues se liberan enormes superficies para dedicarlas a la producción de alimentos destinados a la población (APMM & EFNCP, 2013). Las razas autóctonas pastorales pueden convertir recursos naturales renovables en alimentos humanos con alto valor nutricional (Ripoll-Bosch et al., 2014), gracias a un mecanismo de natural de adaptación que les da la posibilidad de sobrevivir en áreas desfavorecidas (Mancilla-Leytón et al., 2012) y, al mismo tiempo, modelar y mantener los paisajes en los que se localizan.

Adicionalmente, está vinculada a una gran cantidad de servicios ecosistémicos (Rodriguez-Ortega al., 2014), como la fijación del carbono (fundamental para la mitigación del cambio climático), la creación de empleo rural, la provisión de alimentos de elevada calidad o la conservación de la biodiversidad. (Boyazoglu, 2012). Desempeñan un papel central en la gestión y la conservación de las tierras agrícolas de Alto Valor Natural (Bernués et al., 2011) y promueven la protección de los ecosistemas naturales, la biodiversidad, la mejor gestión de los recursos hídricos, constituyen una estrategia de mitigación en la lucha contra el cambio climático gracias al secuestro de carbono de los pastos, reducen el riesgo de incendios forestales y la erosión del suelo (Gaspar et al., 2011; Riedel et al., 2007; Rivera-Ferrer et al., 2016).

El cambio climático es ya evidente. Tan solo hace falta mirar en los periódicos o redes sociales para ver sus consecuencias directas, en forma de eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones u olas de calor o frío, a las cuales se pueden sumar otros efectos indirectos como la pérdida de biodiversidad, la subida del nivel del mar o el empobrecimiento de algunas regiones. Los países mediterráneos, como España, son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático debido a sus características socioeconómicas y situación geográfica. Así, el 5º Informe de Evaluación del IPCC (IPCC, 2014) estima que el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones proyectadas para la región mediterránea tendrán como consecuencia  veranos más largos, más calurosos y más secos, además de un aumento en la frecuencia de eventos climáticos extremos, como inundaciones, precipitaciones fuertes u olas de calor. 

Ante este escenario, esta ganadería presenta una alta vulnerabilidad pues es un sistema de producción ganadera con una fuerte base territorial, dado que del propio territorio provienen la mayoría de los recursos que se emplean. Esa relación de dependencia hace que, cuando el cambio climático afecta al territorio a través de, por ejemplo, incremento de sequías o patologías, el sistema productivo se ve directamente afectado.

Sin embargo, la ganadería extensiva basada en razas autóctonas ha demostrado ser una óptima alternativa dado que contribuye a mitigar el cambio climático (por la fijación de carbono de los pastos y por el menor uso de insumos) y, a la vez, está fuertemente las razas autóctonas tienen una alta capacidad de adaptación al “terreno”, es decir, al conjunto de factores climáticos, litológicos, edáficos y de vegetación. Lo que se manifiesta en su gran rusticidad: resistencia a los cambios meteorológicos, aprovechamiento de los recursos naturales, capacidad de desplazamiento y de soportar escasez de agua y alimento (de Cara-García, 2012).

Para que estos sistemas puedan continuar siendo viables es necesaria su adaptación al cambio climático. Mediante la implantación de diferentes medidas de adaptación (Proyecto Life LiveAdapt) es posible reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia de los sistemas ganaderos.

Sistemas Avícolas Pastorales como Medida de Adaptación al Cambio Climático

Los sistemas avícolas tradicionales se han basado en el uso de los recursos naturales. En los cortijos o en corrales se criaban pequeñas manadas en libertad que satisfacían las necesidades familiares de huevos y carne y los excedentes de estos productos se comercializaban como un refuerzo económico. Sin embargo, cuando la avicultura se industrializa, los animales son separados de su medio natural, las razas son seleccionadas por su productividad y se pierden las ventajas ambientales y sociales de estas economías circulares.

La cría de gallinas en pastoreo junto con otras actividades agroganaderas supone una mejora de la rentabilidad de estas explotaciones debido a los ingresos generados por los huevos y carne de las mismas con un mínimo coste de producción bajo coste alimentación y, además, resulta una excelente medida de adaptación:

  • Disminuye la huella de carbono al dividir las emisiones de los inputs comunes entre varios co-productos. Más aún, si pastorea la misma superficie otra ganadería.
  • Favorece la captura de C en el suelo debido a la mejora de los ciclos de nutrientes.
  • Mejora la eficiencia energética del sistema
  • Mejora la calidad y fertilidad del suelo (por efecto del pastoreo y por la fertilización orgánica) y la retención de agua. Los ciclos de la materia orgánica se aceleran por la abundante fauna coprófaga y altos niveles de biodiversidad.

Técnica de Pastoreo basada en los Gallineros Móviles

Una excelente técnica para implantar este sistema de cría de gallinas en pastoreo es la instalación de gallineros móviles (chicken tractors). Gracias a ellos, las zonas de pastoreo pueden variar periódicamente, pudiendo desarrollar un sistema de manejo eficaz como es el pastoreo rotacional (pastoreo rotacional Voisin (PRV)) por el que se desarrollan estrategias de pastoreo, basadas en un pastoreo intenso controlado, seguido de adecuados periodos de recuperación del pasto la superficie pastoreada.  Este tipo de pastoreo genera en los ecosistemas un aprovechamiento exhaustivo, un fuerte impacto en pasto y suelo, seguido de periodos suficientes de recuperación. Los tiempos cortos de pastoreo, con tiempos adecuados de recuperación, van a evitar el sobrepastoreo de las plantas y, con ello, aumentar la productividad de los recursos pascícolas. El pastoreo rotacional puede mejorar a largo plazo la calidad y productividad de los pastos. Al aumentar la densidad animal y al permanecer tiempos cortos en las cercas, el pastoreo se vuelve menos selectivo, favoreciendo a las plantas más palatables para el ganado (Asociación Trashumancia y Naturaleza et al., 2021)

Los gallineros móviles sirven como refugio (contendrá comida, agua, perchas para descansar y cajas nido) y se mueven cada poco tiempo en función del tipo de pasto (natural, cultivado) y de la carga de pastoreo: diariamente, cada 3 días, semanalmente… respetando el período de descanso y recuperación de la planta, estimulando así su vigor y crecimiento. También contarán con una carpa de cría de los polluelos (con comida, agua y calor).

El movimiento suele ser hacia delante, de modo que se abra una nueva parcela de pastoreo, pero aún quede parte de la anterior para que las aves no se estresen por el cambio. Además de lo que los animales pastorean, se les suministrará piensos o cereales para completar sus necesidades nutricionales.

Se pueden rotar después del pastoreo de otros animales para controlar problemas de moscas y parásitos. También pueden ser utilizados en cultivos agrícolas (sobre todo, en periodos de barbecho y en rastrojos), huertas y jardines.

Es importante una buena planificación de la rotación de las parcelas. En este sentido, el reto técnico más importante es conseguir manejar las cargas ganaderas en cada momento del año, de tal forma que todo el sistema funcione en condiciones óptimas y no haya zonas degradadas o sobrepastoreadas, o invasiones de matorral.

Es recomendable el uso de razas autóctonas adaptadas al pastoreo del terreno, como la gallina extremeña azul.

Calidad de los Huevos y de la Carne de los Sistemas Avícolas Pastorales

La menor producción de carne y huevos de las razas avícolas autóctonas, en comparación con las industriales, se compensa con las ventajas que ofrecen como la diversificación productiva y aumento de la resiliencia al combinarse con otras actividades, la disminución del uso de plaguicidas, la mejora de la calidad del suelo por el pastoreo y la deposición de estiércol y, sobre todo, la alta calidad de los productos que ofrecen. Estas ventajas serán mayores si se promueven desde sistemas productivos de base agroecológica.

Diferentes estudios han demostrado como los huevos obtenidos en sistemas pastorales presentan mayor peso, mayor contenido en carotenoides (Hammershøj& Johansen, 2016), mejor perfil de ácidos grasos (índice omega, menos saturados (mayor PUFA) (Anderson, 2011), disminución favorable de los valores de la relación n-6/n-3, así como a los valores de los índices aterogénico (AI) y trombogénico (TI) (Popova et al., 2020).

Pero, para que estos sistemas sean rentables y, por tanto, sostenibles, es importante que los consumidores y consumidoras reconozcan los beneficios medio ambientales y sociales que ofrece este tipo de manejo. Para ello, la diferenciación de los productos en el mercado resulta una estrategia fundamental (de Asís-Ruiz et al., 2022).

La Gallina Extremeña Azul: ejemplo de estos sistemas

La Gallina Extremeña Azul es una raza autóctona española en peligro de extinción que se concentra principalmente en Extremadura, con mayor número de animales en la provincia de Cáceres. Es una raza autóctona bien adaptada a su medio natural y a las condiciones climáticas de su entorno, lo que la hace una raza muy rústica y resistente (Muriel-Durán, 2002).

La rusticidad de la Gallina Extremeña azul, hace que esta raza sea muy apreciada por los avicultores, ya que se evidencia en su resistencia a las enfermedades, sus bajos requerimientos nutricionales, su buena capacidad para pastar y depredar, y su buen comportamiento maternal.

Es una raza de doble aptitud, con producciones de huevos y carne no desdeñables. La Gallina Extremeña Azul es un animal muy vivaz, que busca activamente el alimento, se limpia y acicala y despliega los rituales de cortejo, cubación y anidamiento

Asociación de Criadores y Grupo Operativo de la Gallina Azul Extremeña

La gallina extremeña azul está catalogada como raza autóctona en peligro de extinción desde enero 2018, y existe un Programa de Cría y Plan de Conservación y Mejora que se desarrolló en noviembre de 2020. Además, sus productos poseen el logotipo “100% autóctono” lo que abre un interesante escenario para el trabajo de este.

En este sentido, la Asociación de Criadores de Gallinas de Raza Extremeña Azul (ACGEXA) trabaja para defender la conservación de la raza y mejorar la rentabilidad de los productores y productoras que la utilizan. La asociación se constituyó 2010 y actualmente cuenta con 23 ganaderías pertenecientes a la Asociación. Su principal objetivo es la recuperación, selección y divulgación de las gallinas autóctonas de la raza Extremeña Azul.

Además, gracias al esfuerzo de las personas que apoyan esta raza, surge el Grupo Operativo de la Gallina Azul Extremeña cuyo objetivo principal es la  innovación para el desarrollo de la cadena de valor de la raza autóctona, a través de :

  • conseguir una mayor viabilidad, generando un engranaje productivo y comercial en torno a la Gallina Extremeña Azul.
  • revalorizar los productos obtenidos de esta raza, mediante la puesta en valor de la calidad de su carne y huevos y del beneficio cultural y ambiental asociado a esta raza autóctona.
  • acompañar a los pequeños productores y productoras que mantienen vivo el medio rural.

Bibliografía

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  • Asociación Pastores por el Monte Mediterráneo y Foro Europeo para la Conservación de la Naturaleza y el Pastoralismo (APMM & FECNP) (2013) Ganadería Extensiva y PAC en Andalucía: Un análisis con propuestas para el futuro. Ed.: APMM & FECNP. Sevilla, España.
  • Asociación Trashumancia y Naturaleza, WWF España, ANP-WWF Portugal (2021). Pastoreo rotacional adaptativo: una guía para su implementación. Proyecto Dehesas y Montados en la Península Ibérica.
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